Por: Kelly Leal- 803.
Inspirado después de la lectura de El país más hermoso del mundo de David Sánchez Juliao.
Había una vez dos niños que vivían en una granja, eran grandes amigos desde hace mucho tiempo y siempre jugaban juntos. Ellos vivían con sus padres y familiares, sus casas hechas de barro y techo de paja, estaban casi unidas, compartían un rio que pasaba al frente de ellas y las separaba. Tenían muchos espacios en el campo donde jugaban cada día, como la pradera y el establo.
Ellos eran niños muy divertidos y tenían una actitud muy alegre que contagiaba a cualquiera. Zoe un día se encontraba jugando con Andrés bajo la lluvia.
– Andrés mira como cae la lluvia sobre nosotros. Mientras Zoe saltaba y jugaba bajo las gotas de lluvia, Andrés respondió – Sí, está muy hermoso este día, llueve y lleve pero no se esconde el sol. Duró horas la lluvia, por fin paró y apareció algo increíble. – Mira que tan hermoso es eso Andrés ¿Qué es?, pregunta Zoe.
– No lo sé, pero es hermoso y tiene unos colores muy brillantes.
Los niños se encontraban frente a un gigantesco arcoíris, estaban muy sorprendidos al ver que había aparecido de repente ante a ellos. Mientras miraban el arcoíris, de repente sale de él una criatura pequeña, muy graciosa.
-¡Hola niños! exclama el pequeño duende. Yo soy Benedoro, hago parte de cada arcoíris que sale, como éste.
Los niños impresionados por su aparición, luego de unos minutos le responde Andrés:
– Nosotros somos Zoe y Andrés vivimos en esta granja y estamos muy sorprendidos por tu presencia.
-Eres muy pequeño y adorable. -Exclama Zoe con unas risas. Luego de estar hablando y conociéndose, Benedoro les dice que esta ahí con un propósito. Les cuenta que siempre que llueve y sale el sol se forma un arcoíris y dice que cada uno de su especie tiene que salir a buscar sus tesoros.
-¿Cuáles son los tesoros?, Pregunta Andrés.
-Son la plata, el oro y los tréboles. Responde Benedoro. Pero solo encontramos los tesoros cuando logramos enseñar a los niños los significados de sus colores.
-¿Nosotros iremos?, preguntan los niños sorprendidos.
Responde Benedoro – Sí, ustedes son la importancia de cada arcoíris. Cuando llueve y hay sol, aparecen en el lugar donde hay niños tan felices como ustedes. Ustedes forman parte de esta creación, su alegría es vida para el arcoíris y entre más alegría y felicidad haya más profundos son sus colores.
-Que emocionante, dice Zoe. -Vamos ya, ya quiero conocerlo todo. Agrega Andrés.
Empezaron a caminar sobre el arcoíris, viendo cada unos de los colores más cerca y más impresionados aún.
-Cada color es un valor muy importante, Dice Benedoro. Miren el color rojo es el primero y el mas fuerte.
-¿Qué valor es?, pregunta Zoe. -Es el respeto, le responde Benedoro.
-¿Y para que sirve? Pregunta Andrés. -Es el primer valor que debemos aprender, porque nos ayuda para que acepten nuestras opiniones así como nosotros la de los demás sin ningún problema, para que seamos mejores personas y tengamos aspectos positivos en nuestras vidas. Les responde Benedoro.
El color naranja era la humildad, el amarillo la lealtad, el verde solidaridad, el azul tolerancia, el morado Honradez, el rosado la verdad y así caminaban por cada color, conociendo la importancia de cada valor y las buenas acciones que pueden traer si se tienen presente en la vida de cada uno. Llegaron al final y se encontraban todos los tesoros de Benedoro.
-¿Saben que significa esto niños?, les dice Benedoro.
– No, ¿que significa?
-Aprendieron la importancia de cada valor. Por esto hay mas tesoros de los comunes, espero que nunca se les olviden y que siempre tenga presente cada valor para que sean las personas más buenas del mundo. Les dice Benedoro
-Nunca se nos olvidarán, estaremos contándoles cada significado e importancia de los valores a nuestros amigos y padres, los viviremos en cada momento de nuestra vida. Estamos muy agradecidos por enseñarnos esto. Le dicen los niños a Benedoro.
Benedoro les dice, que cada vez que aparezca un arcoíris, él estará ahí esperándolos para enseñarles cosas nuevas.
Y así se despidieron muy agradecidos y los niños volvieron a la granja emocionados para contarles a sus amigos y familiares lo que habían aprendido.